Pese al puente, las ausencias, la lluvia, el viento… pese a todo, el sábado nos pusimos el traje de fiesta (por dentro y por fuera) para poder dar un paso más y ser uno de los llamados y uno de los escogidos.
¿Cómo? Aprendiendo un poco más que significa el «ser juniors» (los más pequeños conociendo la oración juniors y el resto con un peculiar «hundir la frota» para descubrir que eso de la misión de los laicos), dando arranque a los talleres, pero, sobre todo, con las ganas de romper con la pereza y comodidad de quedarnos en casa y cantando bien fuerte el «llamados» en la eucaristía que siempre abre y es elemento central de todas las tardes juniors.
El próximo sábado más.