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Día 6 – El adivino

En su camino hacia Roma, los galos se encuentran con un falso Profeta (y su fiel siervio) que se vanagloria de contarles lo sabio que es, cuánto sabe de Jesús y que conoce el camino para llegar hasta Panorámix. Sin embargo algo falla, porque cuando nos habla de Jesús nos cuenta cosas un tanto extrañas, que no son del todo ciertas. El adivino, aparte de rarito, es muy pesado, así que sus constantes apariciones y sermones, poco a poco, acaban cansando a la aldea gala que ve como aparte de molestar su día de baño, no acaba de decirles la verdad.

Sus frases sin sentido se vienen a sumar a las dudas que todo creyente tiene día a día, las personas nos preguntamos por el sentido de nuestra vida. Para nosotros los creyentes Dios ha dado respuesta a todos estos interrogantes en Jesús de Nazaret. Este es nuestro gran tesoro, nuestra tarea es saber vivirlo y darlo a conocer al mundo. Para dar a conocer a Jesús primero tenemos que conocerlo, creer en Él y vivirlo en profundidad.

Por eso, al llegar la noche, el adivino acaba siendo detenido por dos guardias civiles (¿Quién los avisaría?). En el interrogatorio, descubren que realmente es falso y el pueblo queda tan indignados por pretender sustituir a Jesús que es expulsado del campamento, llevándolo todos hasta la puerta.

El profeta se irá gritando en la noche: «Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado!!!»

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