El pasado 11 de febrero, la Iglesia Católica y el mundo en general quedaron sorprendidos ante la renuncia del papa Benedicto XVI. “Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”. Con estas palabras, el Santo Padre daba a conocer una meditada decisión que se hará efectiva el próximo 28 de febrero.
La primera reacción fue la sorpresa pero, ¿qué ha venido después? Respeto y, sobre todo, admiración. Reconocer los límites personales no es algo que reine en la sociedad actual, ni tampoco pedir perdón por los defectos que uno pueda tener. Con esta acción, Benedicto XVI demuestra valentía y entrega al Señor y a su Iglesia, esta vez sí, sin límites.
Él ha hablado de defectos, desde aquí preferimos resaltar sus virtudes que podrían agruparse en tres: fe, esperanza y caridad. Éstas se incluyen en sus tres encíclicas: “Deus caritas est” (2005), sobre el amor cristiano; “Spe salvi” (2007), sobre la esperanza cristiana y “Caritas in veritate” (2009), sobre el desarrollo humano integral en la caridad y en la verdad. Recordemos estas virtudes: fe, esperanza y caridad. Tres principios sobre los que también se asienta el espíritu y estilo de vida Juniors.
También podemos hablar de regalos y, sobre todo, de uno muy reciente a nivel mundial que pudimos vivir directamente, la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid en Agosto de 2011. Este fue un acontecimiento importante dentro de la agenda de Juniors pues supuso una gran peregrinación y sentimiento de acogida durante los días previos en la Diócesis. Además una gran representación del equipo de educadores de este centro estuvo allí presente.
Al escuchar la noticia de su renuncia, seguramente apareció una misma imagen en la mente de miles de jóvenes de todo el mundo, la del papa aguantando aquella espantosa tormenta en Cuatrovientos esperando a orar frente al Santísimo. Con gesto sereno, en silencio, mostrando así su compromiso con los jóvenes; Benedicto XVI permaneció junto a los millones de jóvenes.
Otro signo de valentía y esperanza de un hombre con las manos y la cara llenas de arrugas pero con un corazón puro y liso, transparente y, sobre todo, rebosante de juventud que se refleja en sus palabras: “Sed sencillos, pero no ingenuos. Sed sensatos, pero no complicados. Entrad en diálogo con todos, pero sed vosotros mismos. Permaneced en comunión con vuestros pastores: son ministros del Evangelio, de la divina Eucaristía, del perdón de Dios. Para vosotros son padres y amigos, compañeros de camino. Los necesitáis y ellos os necesitan, todos os necesitamos”.
“Todos os necesitamos”. Esta es una frase que todo joven necesitaba escuchar del que es su Padre en la fe. Después de su renuncia, solo queda agradecerle su labor, su entrega y su Magisterio. Sólo queda esperar que el Espíritu Santo inspire a los cardenales para elegir sucesor, que seguro que está ya en el corazón de Dios.
(Fuente: web oficial de Juniors MD)